Sunday 21 July 2013

Retratos bajo la luz:

en memoria de ti.

Hoy, hace 22 años atrás, nació una de mis mejores amigas de la infancia. Por cosas de la vida, decisiones de nuestros padres, y un largo etcétera, no nos vimos por muchos años. Luego ya no éramos tan amigas. Finalmente, hubo un final.

Hace seis meses y algunos días ella... ¿se entiende si digo que no importa lo lejos que viaje, ella se alejó más allá de mi alcance?

Por mucho tiempo me sentí muy indigna de sentirme triste, de sentir que estaba "de luto" por ella, puesto que ya casi no hablábamos; éramos prácticamente desconocidas. Pero ella no sabía, nunca supo, que nunca la olvidé, que siempre estaba pendiente de ella, que facebook me contaba de su vida, y yo me alegraba con sus logros, me entristecía cuando la veía en dolor, que le deseaba lo mejor siempre, que oraba por ella a veces. Ya no puedo decirle que siempre quise ir a visitarla; aún lo haré, aunque ya no sea para verla en persona.

Meses después, me resigné a admitir que a pesar de la distancia y de las palabras no dichas, el dolor era  tan real como el de su familia. Yo también estaba de luto, y aun lo estoy.

Hoy es su cumpleaños, y comparto esto que escribí con motivo de su repentina partida.

A mi querida de infancia, rival, amiga, confidente, heroína. 
Belén E. Armijo G.
some time before you left us all with a space vacant in our hearts,
a space that no one else can fill

Tengo una pared dentro de mi corazón, con miles (sí, miles) de retratos de las personas que han sido de algún modo parte de mi vida.

Al principio, siendo pequeña, parecía que sólo podían aumentar. Con el tiempo, al crecer, una se da cuenta de que eso no es así. 

Las personas que uno encuentra en la vida son todas valiosas y todas especiales, sin importar lo profunda que sea la relación que tengamos con ellas. Cada quien necesita ser tratado con respeto y afecto y bondad, aun si no lo merece.

Tengo en mi corazón un muro, construido de experiencias y de días, un muro más alto que yo misma, y más pequeño que la niña de mis ojos.

En él hay retratos de todas las personas que han sido importantes para mí en esta vida, y todas esas personas tienen su lugar, grande o pequeño; están presentes por la eternidad.

Hay retratos iluminados con la luz del atardecer, otros con la luz de la aurora. Hay quienes brillan bajo el sol de mediodía, o otros tantos cuya luz se ha extinguido, dejando atrás el recuerdo de días y horas y juegos y sueños y tiempos pasados que, por ser recordados con afecto, se vuelven ideales, cual si hubieran sido perfectos siempre.

Y es que tengo un muro de kilómetros de largo contenido en un solo latido, donde queda registrada cada experiencia en un marco alrededor de un retrato a prueba de olvido.

Es por eso que duele tanto, sí, más que una luz extinguida, que alguno de aquellos llegue, y exija salir de su lugar. O que por propia voluntad requiera ya no ser parte de mi mural.

¿Cómo podría, después de todo lo vivido, dejar de recordar?

Porque tengo en mi corazón un registro a prueba de olvido. Y lo último que recuerde de ti no será lo último que me hayas dado, ni la peor de tus ofensas, ni el momento en que te conocí. Será, más bien, la sumatoria de todas tus sonrisas, y de todas las veces que compartimos, fueran penas o alegrías. 

Pero, ay, gran dolor cubre todas las memorias, cuando el retrato se borra a sí mismo, y apaga su luz a mediodía, y se acaban las alegres melodías, y se acaban los proyectos y sueños, y cesan las sonrisas que sumadas eran tu vida, y me has dejado con un retrato que brilla bajo luz de luna nueva... sin más esperanza que la de verte en nueva vida, cuando, en Dios confío, nos veamos en el cielo, y pueda decirte por fin, querida mía, cuánto te extraño, y cuánto lo siento, y cuán grande es la culpa, y cuán grande se expande el momento en que supe que ya no estabas más. 

Si bien no puedes ver estas palabras, y sé que yo no habría hecho una gran diferencia, y que nunca sabré qué hubiera pasado si ... te amo, mi pequeña favorita, y te recordaré por siempre, aun si con cada memoria mi corazón se encoge, para volver a latir en dolor, esperando por el día en que pueda sumar otra sonrisa a tu retrato en mi corazón.

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