Tuesday 27 August 2013

Coincidence and Choice

Cuando camino por la calle o voy en metro suelo preguntarme qué llevó a que las otras personas que están compartiendo ese momento en ese espacio conmigo hayan llegado hasta allí. Es una idea bastante imposible de concretar. Concertar los movimientos de todos de tal manera que coincidan en cierto punto del espacio en un instante determinado. Pero sucede. Sucede todo el tiempo. No por designio propio, sino por lo que llamamos 'coincidencia'.

Son esas coincidencias las que me han enfrentado con mi pasado, me hacen disfrutar del presente, y me presentan el futuro de forma bastante inusual a veces.

Salgo de mi casa. Camino. Voy de prisa porque no me despertó la alarma y estoy atrasada para mi hora al médico. Corro un poco. Y entonces me doy cuenta de que en el mismo vagón de metro hay alguien a quien hace años no veo, alguien que en su momento me llamó "su mejor amigo" (sí, yo, una niña en ese entonces, era, a sus ojos, su mejor amigo). Pero elijo no hablarle porque han pasado cosas en los últimos días que me tienen algo sensible y dolida, y no podría ser buena compañía en esas condiciones. ¿O sí?

En ocasiones como aquella, tiendo a preguntarme, tal vez demasiado seguido, qué habría pasado si yo hubiese estado de mejor humor, o si hubiese salido dos minutos antes. Las posibilidades parecen infinitas. No le habría visto, no habría recordado de golpe todas esas cosas, podría haber seguido mi día sin elegir ignorar a alguien.

Y esto me lleva de regreso a uno de mis temas predilectos: CHOICE.
Uso la palabra en inglés porque en español me parece demasiado simple decir sólo decisión o sólo elección. El decidir implica elegir y viceversa, pero the choice, reúne a ambos sin esfuerzo. Tengo 'the choice' de salir a tiempo o no (aunque a veces es más bien resultado de si despierto o no a tiempo). De hecho, tengo 'the choice' de salir o no hacerlo.

Hay 'choices' que amplían las posibilidades y hay 'choices' que las reducen.

Tiendo a ser muy controladora de todo. Prefiero vivir 'tranquila', 'sabiendo' cómo van a ser las cosas. Limito mis acciones de tal manera que en general siempre podré predecir el resultado de las mismas. Prefiero no exponerme a lo fortuito, a lo inesperado, a esas benditas/malditas coincidencias que es tan imposible controlar o prever. ¿Por qué? La verdad, desconozco la respuesta.

No sé qué me mueve a buscar la 'seguridad' de esa monótona y predecible estabilidad. Supongo, siendo humana, que todos somos así en mayor o menor grado, que nos gusta movernos en aguas seguras, donde sabemos que, siempre que hagamos esto o aquello, es imposible que el mar se agite o se levante una ventolera. Pero no podemos vivir así por mucho tiempo.

Curiosamente, es precisamente aquello que preferimos tan seguido evitar, lo que nos hace crecer. Aquello impredecible e incontrolable; lo imprevisto. Es allí, cuando nos vemos frente a frente con algo que no conocemos que nos damos cuenta de qué estamos hechos realmente; la situación expone nuestras debilidades así como nuestras fortalezas.

Como profesora, encuentro este principio bastante útil. Mostrar al aprendiz algo nuevo, algo que probablemente no sabrá cómo hacer, permitirle intentarlo con los recursos que ya posee y, a partir de allí, mostrarle lo necesario para completar la tarea. Es más fácil enseñar a quien se sabe ignorante.

Cuando me expongo a lo desconocido, a lo impredecible, me expongo a ver mis propias debilidades. Esa es, hasta donde alcanzo a contemplar mi vida ahora, la razón por la que prefiero la seguridad de lo predecible: no quiero ver mis carencias. No es que no quiera superarme en esas áreas desconocidas de debilidad, es que mi humanidad se resiste a ser llamada débil. Pero lo soy.

El ejercicio fortalece los músculos y huesos y tendones y coyunturas. The choice de exponerme a más 'coincidencias' me volverá una persona más dispuesta a enfrentar lo desconocido, a sortear lo fortuito, a admitir mis errores y a conocer mis debilidades para así aprender lo necesario para corregir y fortalecer esas áreas.

La próxima vez que la vida me enfrente a lo fortuito, en lugar de preguntarme por razones y designios, intentaré saltar al agua y nadar la distancia que me queda entre mi seguro y controlado barco, y la orilla no tan distante del aprendizaje.

Wednesday 31 July 2013

Writer Me

Plasmar ideas. 

A los tres años lo intenté con la mano izquierda, mi madre me enseñó que era con la mano derecha.
Este acto, en un comienzo, era intentar trazar las líneas de lo que era importante.
Montañas, nubes, el sol. Las flores y la sonrisa de mamá. Papá siempre más alto que ella, yo siempre más pequeña que ambos. Y luego mi hermano, más pequeño que todos, y siempre en brazos de alguien.

Plasmar ideas se convirtió en juego.

A los cinco años me presentaron a 27 (o 28) compañeras que me mostrarían cómo grabar en el por siempre mis ideas. Lento, de a poco, aprendí a conocerlas, a quererlas, a entenderlas y amarlas. Con ellas escribí mi nombre por primera vez. Me descubrí en ellas y todo tenía sentido.

Plasmar ideas se convirtió en hábito.

A los nueve años tuve una amiga. Ella tenía las mismas amigas que yo, sólo que las suyas eran más bellas que las mías, o eso me dijeron mis ojos. Aprendí que yo era ellas, y ellas eran yo. Yo soy mis letras, mis palabras son yo.

Plasmar ideas se convirtió en identidad.

A los once años me regalaron un diario. Me encontré a mí misma soñando palabras secretas, pensando sólo para el papel. La intimidad de mis amigas era aún más cercana, y me enseñaron en la escuela que a veces las usaba mal. Me propuse nunca más errar con ellas, porque las estimo, y son fieles compañeras.

Plasmar ideas se convirtió en deseo.

A los trece años terminé mi instrucción básica. Mis amigas y yo teníamos una relación fluida y dinámica, siempre pasamos buenos tiempos antes de la gran separación. Aprendí que a veces yo no entendía, y ellas tampoco, que no todo tenía explicación. 

Plasmar ideas se convirtió en confusión.

A los catorce años comencé mi instrucción media, y mis amigas fueron estrellas ante los ojos de muchos maestros. Nuestra relación era fructífera, pero no siempre positiva. Ellas a veces decían demasiado, otras veces muy poco. Aprendí a tratarlas con respeto, con cuidado, y que ellas no eran para los ojos de todos.

Plasmar ideas se convirtió en peligro.

A los dieciocho años comencé mi instrucción superior. Mis amigas siempre conmigo. De tanto en tanto salíamos de la rutina del estudio para pasear por canciones, poemas, historias de lugares remotos o cercanos, pensamientos de amores y llantos, clamores, ríos y muerte. Aprendí que se necesita valor para tratarlas, para entenderlas, para compartirlas.

Plasmar ideas se convirtió en reto.

A los veintiún años me fui lejos. Mis amigas nunca me dejaron. Conocimos personas hermosas y agradables lugares. Contemplamos atardeceres y amaneceres y lluvias y nieve y viento. Aprendimos juntas lo útil que puede ser entendernos, y que cuando se tiene a otros que también se entienden, todos, como amigos en común, siempre estamos cerca, por más espacio que haya entre nosotros.

Plasmar ideas se convirtió en necesidad.

A los veintitrés años me uní a un proyecto. Personas que amaban a mis amigas tanto como yo, o incluso más aún, buscaban usarlas para descubrir el mundo y conquistar el universo. Aprendí que compartiendo a mis amigas con personas que las aman tanto, no necesito temer. Nuestra relación nunca será rechazada, sólo puede ser nutrida y animada a alcanzar las estrellas.

Plasmar ideas se convirtió en placer.

Hoy, escribo. Hoy me pienso escribiendo universos y vidas y muertes y ríos y flores y valles. Hoy, mi madre es más baja que mi padre, mi hermano ya no cabe en los brazos de nadie, hay dos hermanas más en la familia, y las mismas cosas siguen siendo las más importantes; las nubes, las montañas, las flores, árboles, el sol. Aprendí que mi mamá no tenía razón, también puedo plasmar ideas con la mano izquierda.

Plasmar ideas es mi vida.



Dedicado a mis compañeros de Escribe tu Mundo
"El destino nos mantiene enfocados, pero es el viaje el que deja huellas." - Anónimo

Sunday 21 July 2013

Retratos bajo la luz:

en memoria de ti.

Hoy, hace 22 años atrás, nació una de mis mejores amigas de la infancia. Por cosas de la vida, decisiones de nuestros padres, y un largo etcétera, no nos vimos por muchos años. Luego ya no éramos tan amigas. Finalmente, hubo un final.

Hace seis meses y algunos días ella... ¿se entiende si digo que no importa lo lejos que viaje, ella se alejó más allá de mi alcance?

Por mucho tiempo me sentí muy indigna de sentirme triste, de sentir que estaba "de luto" por ella, puesto que ya casi no hablábamos; éramos prácticamente desconocidas. Pero ella no sabía, nunca supo, que nunca la olvidé, que siempre estaba pendiente de ella, que facebook me contaba de su vida, y yo me alegraba con sus logros, me entristecía cuando la veía en dolor, que le deseaba lo mejor siempre, que oraba por ella a veces. Ya no puedo decirle que siempre quise ir a visitarla; aún lo haré, aunque ya no sea para verla en persona.

Meses después, me resigné a admitir que a pesar de la distancia y de las palabras no dichas, el dolor era  tan real como el de su familia. Yo también estaba de luto, y aun lo estoy.

Hoy es su cumpleaños, y comparto esto que escribí con motivo de su repentina partida.

A mi querida de infancia, rival, amiga, confidente, heroína. 
Belén E. Armijo G.
some time before you left us all with a space vacant in our hearts,
a space that no one else can fill

Tengo una pared dentro de mi corazón, con miles (sí, miles) de retratos de las personas que han sido de algún modo parte de mi vida.

Al principio, siendo pequeña, parecía que sólo podían aumentar. Con el tiempo, al crecer, una se da cuenta de que eso no es así. 

Las personas que uno encuentra en la vida son todas valiosas y todas especiales, sin importar lo profunda que sea la relación que tengamos con ellas. Cada quien necesita ser tratado con respeto y afecto y bondad, aun si no lo merece.

Tengo en mi corazón un muro, construido de experiencias y de días, un muro más alto que yo misma, y más pequeño que la niña de mis ojos.

En él hay retratos de todas las personas que han sido importantes para mí en esta vida, y todas esas personas tienen su lugar, grande o pequeño; están presentes por la eternidad.

Hay retratos iluminados con la luz del atardecer, otros con la luz de la aurora. Hay quienes brillan bajo el sol de mediodía, o otros tantos cuya luz se ha extinguido, dejando atrás el recuerdo de días y horas y juegos y sueños y tiempos pasados que, por ser recordados con afecto, se vuelven ideales, cual si hubieran sido perfectos siempre.

Y es que tengo un muro de kilómetros de largo contenido en un solo latido, donde queda registrada cada experiencia en un marco alrededor de un retrato a prueba de olvido.

Es por eso que duele tanto, sí, más que una luz extinguida, que alguno de aquellos llegue, y exija salir de su lugar. O que por propia voluntad requiera ya no ser parte de mi mural.

¿Cómo podría, después de todo lo vivido, dejar de recordar?

Porque tengo en mi corazón un registro a prueba de olvido. Y lo último que recuerde de ti no será lo último que me hayas dado, ni la peor de tus ofensas, ni el momento en que te conocí. Será, más bien, la sumatoria de todas tus sonrisas, y de todas las veces que compartimos, fueran penas o alegrías. 

Pero, ay, gran dolor cubre todas las memorias, cuando el retrato se borra a sí mismo, y apaga su luz a mediodía, y se acaban las alegres melodías, y se acaban los proyectos y sueños, y cesan las sonrisas que sumadas eran tu vida, y me has dejado con un retrato que brilla bajo luz de luna nueva... sin más esperanza que la de verte en nueva vida, cuando, en Dios confío, nos veamos en el cielo, y pueda decirte por fin, querida mía, cuánto te extraño, y cuánto lo siento, y cuán grande es la culpa, y cuán grande se expande el momento en que supe que ya no estabas más. 

Si bien no puedes ver estas palabras, y sé que yo no habría hecho una gran diferencia, y que nunca sabré qué hubiera pasado si ... te amo, mi pequeña favorita, y te recordaré por siempre, aun si con cada memoria mi corazón se encoge, para volver a latir en dolor, esperando por el día en que pueda sumar otra sonrisa a tu retrato en mi corazón.

Friday 19 July 2013

Fragmento 02

Temo que todo el tiempo estoy simplemente pensando en lo que a mi me parece mejor o peor…
Cuáles son mis opciones, o cuál es el mejor camino que debo seguir…

Supongo que nunca te he dejado escoger por mí…

Creo que no debería sostenerme tanto en mí misma. Todo el tiempo estoy cambiando mi percepción de lo que soy, de lo que fui, de lo que podría ser.

Ahora precisamente me siento completamente inútil, tonta, absurda, como un mal chiste.

Quisiera poder quitarme este peso.

Tal vez hay en esto más de lo que puedo explicar, o más de lo que se puede expresar con palabras.
Estoy cansada, desgastada, imposible.
No tengo ánimo ni motivación.
Como si mi norte se hubiera borrado del mapa.

Quiero encontrarte otra vez.
¿Puedes ser mi norte?

No tengo más motivos o razones, no hay mucho que pueda decir a mi favor, si bien hay mucho que puedo decir…
Quiero que esto deje de ser así, tal vez mejor, no sé.
Peor.
Puede ser.
Sólo quiero dejar de sentirme tan …
Imposible.


Tal vez otro día.

Escrito cerca de fin de año del 2010

Thursday 18 July 2013

Fragmento 01

Quiero llenar de palabras mis labios. Soltar de algún modo mis pensamientos, mis sentires. ¿qué?

Nunca habrá algo más bello que el silencio para el alma afligida.
En el silencio llora sin lágrimas sin ser perturbada.
En el silencio se encuentra consigo misma.
En el silencio pierde toda noción de tiempo.
En el silencio el ayer el hoy y el qué sé yo se funden en algo que no se explica como algo, sino por lo que provoca… tal vez culpa, miedo tal vez, pero invariablemente evoca algo…

Tengo cansancio de días, de horas, tengo peso sobre los cabellos. Peso que no soporta mi cuello, peso que se carga sobre mi corazón. Todos los cabellos de mi cabeza se han engrosado, han aumentado su carga sobre mi piel, se han vuelto escurridizos y tristes, aunque suaves y felices.
Quisiera poder deshacerme de ese peso… removería cada cabello de raíz si con eso quitara el peso que me hace inclinar la cabeza hacia un lado, hacia delante, sobre la almohada.

Canto a veces. Melodías salen a veces. A veces quisiera que fueran más dulces, otras más fuertes, pero al menos son melodías. No las mejores, pero mías, y únicas en su tipo, por eso son mis mejores melodías, porque son mías, porque tú me las diste.
¿Quién es ese tú, me dice?
No sé, podría decirle, no sé.
¡Qué mentira!
Sé perfectamente quien es.
¿Quién es? Dice.

Y digo: Él es mi todo. Mi Dios.

Escrito en Octubre de 2008

Fragmentos

Como mencioné en la última entrada, publicaré, poco a poco, espero, distintas piezas que he escrito en los últimos años.

Bajo el título de "Fragmentos" irán las ideas surgidas de momentos en los que mis emociones me han llevado a buscar refugio en el papel (o en el teclado). Siempre se me ha hecho más fácil lidiar con mis ideas cuando las veo frente a mis ojos. A veces son demasiadas o demasiado confusas, contradictorias, como para procesarlas sólo en mi mente.

Dado que ninguno de estos textos breves tiene título, iré numerándolos a medida que los comparta, para así distinguirlos unos de otros.

El contenido de todos ellos puede o no tener relación con personas de mi vida; a veces serán sólo diálogos internos (sí, diálogos). No sé exactamente qué espero conseguir al compartir estas ideas, pero sí sé por qué las saqué de donde estaban: no quiero dejar lugar al "qué hubiera pasado de haber hecho esto" . . . quiero saber qué pasará.

All the best,

Ms. Mau


Cosas nuevas

Muy pocas veces he escrito para otros. En general, cuando escribo, es para plasmar mis pensamientos, mis ideas, mi sentir respecto de algo, y así no olvidar.
Hoy fue la primera reunión creativa de un grupo muy especial de personas, del que me alegra formar parte, y debo decir que ha despertado mi interés por hacer cosas nuevas.

No es exactamente un bucket-list, pero hay cosas que quiero lograr, cosas que sé que luego será más difícil hacer.

Ganas de hacer cosas no me falta, pero a veces se hace necesario ese pequeño impulso, ese empujón, que te lleva a explorar áreas de tus posibilidades, de tu capacidad, que no sabías que existían. Te invita a visitar las fronteras de tu creatividad y pasar más allá, para ver si es posible lograr un poco más.

Siento que en eso me estoy embarcando ahora, en un proyecto que reúne todas las limitaciones de personas comunes y corrientes, con sueños un poco menos corrientes, para crear algo que cada uno por sí mismo no podría lograr.

Es por este proyecto que comenzaré a publicar no sólo ideas nuevas y trabajos que vaya completando, visitaré las bóvedas de mi memoria para sacar a la luz esas porciones de mí que llevan tanto tiempo esperando ser compartidas, esas historias narradas para mi almohada y mi ventana. 

Me cuesta un poco ser constante, así que espero que mis nuevos compañeros de proyecto se conviertan en el motor que me impulse; espero llegar a ser algo similar para ellos. 

All the best,

Ms Mau